Por Jorge Cuevas
Cuando Martín Anselmi dejó tirado a Cruz Azul, las cosas en la "Máquina" eran un caos. En aquel momento, Vicente Sánchez solo era visto como el hombre que apagaría el fuego, un auténtico bomberazo. La directiva se movió en busca de un DT y hasta viajaron a Barcelona para entrevistarse con Efraín Juárez, pero no lograron llegar a ningún acuerdo. Cruz Azul decidió esperar a final del torneo para contratar a alguien y el ex DT de Atlético Nacional no quiso esperar, por eso mejor firmó con sus Pumas de toda la vida.
El azul celeste del Cruz Azul, ese que tantas veces nos ha hecho vibrar, hoy se torna grisáceo. La Máquina, nuestro amado equipo, navega en aguas turbulentas tras un torneo para el olvido. La eliminación temprana y el adiós de un técnico que prometía mucho dejaron un vacío enorme. Ahora, con la mirada puesta en el próximo torneo, la pregunta resuena en cada rincón de La Noria: ¿hacia dónde se va?
Vicente Sánchez, el interino oficial, asumió el timón en un momento crítico. Su labor, aunque encomiable en términos de entrega y compromiso, ha dejado más dudas que certezas. Los resultados no han sido los esperados, y la falta de un estilo definido en el campo genera una sensación de desconcierto entre la afición. ¿Es Sánchez el hombre indicado para liderar este proyecto? La respuesta, por ahora, parece esquiva.
La dirigencia de Cruz Azul se encuentra ante un desafío mayúsculo: encontrar al estratega ideal que devuelva la ilusión a una afición sedienta de gloria. El mercado de técnicos, sin embargo, no ofrece un panorama alentador. Las opciones disponibles son limitadas, y los nombres que suenan con fuerza no terminan de convencer.
Guillermo Almada, el técnico uruguayo que ha demostrado su valía en el fútbol mexicano, emerge como el gran anhelo de la directiva. Su estilo ofensivo y su capacidad para potenciar a los jóvenes lo convierten en el candidato perfecto para muchos. Sin embargo, su situación contractual con Pachuca, aunado a que la directiva de este último no lo quiere soltar, dificulta su llegada a La Noria.
La figura de Almada genera un debate apasionado entre la afición. Algunos consideran que su fichaje es vital para el futuro del equipo, mientras que otros temen que la espera prolongada termine por diluir el proyecto. La realidad es que la negociación con Pachuca se antoja complicada, y la incertidumbre sobre su disponibilidad total pesa como una losa.
Ante la dificultad de concretar el fichaje de Almada, la directiva de Cruz Azul debe explorar otras opciones. Nombres como Nicolás Larcamón o Ricardo Ferretti han sido mencionados, pero ninguno genera el mismo entusiasmo que el uruguayo.
Larcamón, con su experiencia en el fútbol mexicano, podría aportar solidez defensiva y un estilo de juego pragmático. Ferretti, por su parte, es un técnico experimentado y ganador, pero su estilo conservador podría no encajar con la filosofía de juego que busca la afición.
Más allá del nombre del técnico, lo fundamental es que Cruz Azul construya un proyecto sólido y a largo plazo. Un proyecto que apueste por la formación de jóvenes talentos, que promueva un estilo de juego atractivo y que genere una identidad propia.
La afición cementera, fiel y apasionada, merece un equipo que luche por los primeros puestos y que devuelva la alegría a las gradas. El próximo torneo representa una oportunidad para reinventarse, para dejar atrás los fantasmas del pasado y para construir un futuro brillante.
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