Por Sergio Ruiz
La historia de Iván Marcone en Cruz Azul es una de las que la afición celeste no olvida, pero no por buenos recuerdos, sino por la forma abrupta y, para muchos, desleal, en la que el mediocampista decidió abandonar al equipo para unirse a Boca Juniors. Lo que comenzó como un proyecto prometedor se convirtió en un episodio que dejó cicatrices tanto en la directiva como en los aficionados.
Marcone llegó a Cruz Azul en 2018 con altas expectativas, siendo visto como la pieza que podía darle equilibrio al mediocampo y liderazgo al equipo. En su corta estancia, mostró destellos de calidad que convencieron a la afición de que podía ser clave para la ansiada novena estrella. Sin embargo, su compromiso con el proyecto cementero demostró ser superficial.
Apenas unos meses después de su llegada, y en pleno torneo Clausura 2019, Marcone presionó para salir a Boca Juniors. El jugador alegó razones personales y su deseo de regresar a Argentina, pero las circunstancias dejaron en claro que su corazón estaba más cerca del club xeneize que del equipo que le abrió las puertas.
Cruz Azul, que había invertido tiempo y dinero en su fichaje, no tuvo más remedio que aceptar su salida. La transferencia fue un golpe duro para el equipo, que perdió a un jugador clave en una etapa crucial del torneo.
La salida de Marcone dejó un vacío en el mediocampo que tardó en ser cubierto. Además, su partida reforzó la percepción de que Boca Juniors ve en Cruz Azul una fuente de talento a explotar, sin considerar las implicaciones deportivas y emocionales para el equipo mexicano.
No es la primera vez que Boca Juniors utiliza su influencia para seducir a jugadores de Cruz Azul. En el caso de Marcone, la situación fue particularmente dolorosa por la falta de profesionalismo que demostró el jugador. La afición celeste no perdona que alguien que vistiera su camiseta priorizara intereses personales sobre el compromiso con el equipo.
La experiencia con Marcone dejó claro que Cruz Azul debe ser más estricto al momento de negociar con jugadores y clubes extranjeros. Blindar a los futbolistas con contratos más rigurosos y condiciones claras puede evitar episodios similares en el futuro.
Para los seguidores cementeros, Marcone es un ejemplo de lo que no se espera de un jugador que viste la camiseta de La Máquina. Mientras algunos consideran que su salida fue una bendición disfrazada, otros siguen lamentando la falta de lealtad que demostró.
Por ahora, la relación entre Cruz Azul y Boca Juniors sigue siendo motivo de tensión, y la afición espera que, en futuras negociaciones, La Máquina tenga la última palabra y no permita que episodios como el de Marcone vuelvan a repetirse.
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