Por Sergio Ruiz
La temporada 1963-64 quedará grabada para siempre en la historia de Cruz Azul. Fue el momento en que un grupo de jugadores, liderado por el técnico húngaro Jorge Marik, logró lo impensable: llevar al equipo al máximo circuito del fútbol mexicano.
La plantilla estaba compuesta por jugadores que no solo tenían talento, sino también un profundo amor por los colores de la institución. Nombres como Aurelio Calvillo, Héctor Pulido, Raúl Arellano y Roberto Reynoso se convirtieron en héroes al asegurar el liderato general y vencer al Zamora con un aplastante 7-1 en el partido decisivo.
El ascenso no solo fue un logro deportivo, sino también una muestra de la unión y el trabajo colectivo que caracterizaban a la cooperativa. Estos jugadores no solo representaban a un equipo, sino también a una comunidad que había depositado sus esperanzas y sueños en el deporte.
Hoy, los aficionados de Cruz Azul recuerdan con orgullo a esta generación dorada que allanó el camino para las glorias futuras, consolidando al equipo como uno de los más grandes de México.
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