Por Jorge Cuevas
Una cuenta de redes sociales hizo la gráfica de cómo sería la cosecha de títulos si existieran los torneos largos en el fútbol mexicano. América seguiría de líder, aunque con un título menos, pero qué importan las aguiluchas, lo que nos interesa es Cruz Azul y no solo ya se tendría la décima, sino que la "Máquina" habría celebrado 12 campeonatos.
El debate sobre los torneos largos versus los torneos cortos en el fútbol mexicano es tan antiguo como apasionante. Para la afición del Cruz Azul, este tema tiene un sabor agridulce, una mezcla de nostalgia por un pasado glorioso y frustración por una sequía que parece interminable. ¿Habrían sido los torneos largos más benevolentes con la Máquina Celeste? La respuesta, según un análisis histórico, podría sorprender a muchos.
Recordemos con cariño aquellos torneos largos, donde la regularidad y la consistencia eran premiadas. El Cruz Azul, en esa época, era una máquina imparable, un equipo que dominaba el fútbol mexicano con autoridad y elegancia. Los títulos se acumulaban, la afición celebraba y el estadio Azul vibraba con cada victoria.
Si analizamos la historia, Cruz Azul ganó 8 títulos de liga en torneos largos, y dos en torneos cortos, para un total de 10. Pero, ¿qué pasaría si hubiéramos mantenido este formato? Un análisis profundo de los resultados históricos revela una verdad dolorosa para la afición celeste: los torneos cortos han sido una pesadilla para el Cruz Azul.
Un análisis estadístico, tomando como base el desempeño histórico del Cruz Azul en los torneos largos, indica que la Máquina Celeste habría ganado al menos dos títulos más en la era de los torneos cortos si se hubiera mantenido el formato anterior. Esto nos llevaría a un total de 12 campeonatos de liga, una cifra que nos colocaría en la cima del fútbol mexicano, junto a los clubes más laureados.
¿Por qué esta diferencia? La respuesta radica en la naturaleza de los torneos cortos. La presión es inmensa, los errores se pagan caros y la regularidad es difícil de mantener. El Cruz Azul, un equipo que históricamente ha sufrido de altibajos emocionales, ha sido víctima de esta volatilidad.
La era de los torneos cortos ha sido una sequía dolorosa para la afición del Cruz Azul. Dos títulos en más de dos décadas es un balance paupérrimo para un equipo de la grandeza de la Máquina Celeste. La "cruzazuleada" se ha convertido en un término común, un sinónimo de fracaso y frustración.
Las finales perdidas, los partidos inexplicables, la sensación de que el campeonato siempre se escapa de nuestras manos. Todo esto ha contribuido a crear una atmósfera de pesimismo que ha afectado al equipo y a la afición.
No se trata de culpar exclusivamente a los torneos cortos, pero es innegable que este formato ha sido perjudicial para el Cruz Azul. La falta de regularidad, la presión constante y la volatilidad emocional han sido factores determinantes en la sequía celeste.
Los torneos largos, con su énfasis en la consistencia y la regularidad, habrían permitido al Cruz Azul explotar su potencial y mantener su dominio en el fútbol mexicano. La historia podría haber sido muy diferente.
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