Por Javier Vaca
Según información del periodista Jesús Hernández, Chivas de Guadalajara estaría dispuesto a desembolsar la friolera de 13 millones de dólares por los servicios de Orbelín Pineda. ¡13 millones! Una cantidad que, sin duda, hace eco en nuestros oídos. Y aquí viene lo que nos cala: en su momento, el AEK de Atenas, equipo dueño de la carta de Pineda, solicitó a Cruz Azul la cantidad de 11 millones de dólares por el mismo jugador. ¡Once millones! Dos millones de diferencia que, en el mundo del fútbol, pueden significar el éxito o el fracaso de una negociación.
Esta es la pregunta que nos hacemos todos los cementeros. ¿Por qué no se hizo el esfuerzo por traer de vuelta a un jugador con el talento de Orbelín? Las razones pueden ser varias. Quizá en ese momento la directiva celeste no contaba con el presupuesto necesario, o tal vez existieron diferencias en las negociaciones con el jugador o con el club griego. Lo cierto es que, por una razón u otra, Cruz Azul dejó pasar la oportunidad de repatriar a un futbolista que, sin duda, habría aportado mucho al equipo. Y ahora, vemos cómo nuestro acérrimo rival, Chivas, está a punto de concretar su fichaje por una suma aún mayor. ¡Cosas del futbol!
Este caso nos lleva a reflexionar sobre el alto costo de los fichajes en el futbol mexicano. 13 millones de dólares por un jugador no es cualquier cosa. Es una inversión importante que pocos clubes pueden realizar. Y esto nos hace preguntarnos: ¿vale la pena pagar estas cantidades exorbitantes? ¿No sería mejor invertir en fuerzas básicas y formar talento propio? Son preguntas que la directiva de Cruz Azul y de todos los clubes mexicanos deberían plantearse.
Más allá de la rivalidad entre Cruz Azul y Chivas, hay que reconocer el talento de Orbelín Pineda. Un jugador con una calidad innegable, que ha demostrado su valía tanto en la Liga MX como en el futbol europeo. Su regreso al futbol mexicano es una buena noticia para la afición, que podrá disfrutar de su magia en las canchas. Sin embargo, para nosotros, los cruzazulinos, queda ese sabor amargo de saber que pudo haber vestido nuestra playera.
La vida sigue y Cruz Azul debe seguir adelante. Sin Orbelín, pero con la convicción de armar un equipo competitivo que nos regrese la alegría. La directiva tiene la tarea de buscar alternativas, de encontrar jugadores que se identifiquen con la institución y que estén dispuestos a darlo todo por la playera celeste. Tenemos que confiar en que se tomarán las mejores decisiones para el bien del equipo.
El caso de Orbelín Pineda debe servir como una lección para Cruz Azul. Una lección sobre la importancia de actuar con rapidez en el mercado de fichajes, de no dejar pasar las oportunidades y de hacer un esfuerzo por traer a jugadores que realmente marquen la diferencia. También nos enseña que a veces hay que arriesgar un poco más en las inversiones, siempre y cuando se hagan con cabeza y con un proyecto sólido detrás.
06/01/2025
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