Por Jorge Cuevas
Vicente Sánchez sigue en el mismo barco de defender que a él le gusta lo que hace su equipo en la cancha, aunque la afición y prensa vean una cosa totalmente diferente.
"Fuimos y jugamos con nuestra identidad. Queda todo abierto a la vuelta", fueron algunas de las frases que soltó el charrúa tras el empate contra Sounders, pero hace oídos sordos cuando se trata de escuchar a la afición o leer que a la gran mayoría de los hinchas celestes, el juego de Cruz Azul no solo es aburrido, sino poco efectivo.
El Cruz Azul de Vicente Sánchez navega en un mar de ineficacia, hundido en un aburrimiento futbolístico que desespera a la afición. No juegan a nada, sufren ante equipos medianos, carecen de punch en ataque y, paradójicamente, su defensa, que debería ser su fortaleza, muestra fragilidad alarmante.
El Cruz Azul de Vicente Sánchez es un equipo predecible. Su juego se basa en la posesión estéril del balón, sin profundidad ni creatividad. Los jugadores se mueven sin coordinación, sin generar espacios ni oportunidades de gol.
La falta de ideas es evidente. El equipo no tiene un plan de juego claro, ni una estrategia definida. Los jugadores parecen perdidos en el campo, sin saber qué hacer con el balón. La afición celeste, acostumbrada a la pasión y la entrega, observa con resignación un juego carente de emoción.
El ataque del Cruz Azul es ineficaz. La falta de creatividad y la ausencia de un delantero contundente son factores determinantes.
Los jugadores ofensivos no generan oportunidades de gol. Los centros son imprecisos, los disparos desviados y las jugadas individuales carentes de peligro.
La afición celeste clama por un gol, por una jugada que genere emoción. Pero el ataque celeste es incapaz de responder.
El Cruz Azul de Vicente Sánchez no muestra capacidad de reacción. Cuando el equipo se ve superado, no hay cambios tácticos ni anímicos que permitan revertir la situación.
Los jugadores parecen resignados, sin la capacidad de luchar y de revertir el marcador. La falta de alma es evidente.
La afición celeste se pregunta dónde quedó el espíritu de lucha que caracterizó al Cruz Azul en otros momentos. La respuesta es incierta, pero la preocupación es evidente.
Vicente Sánchez es el principal responsable de la situación del Cruz Azul. Sus decisiones tácticas y su gestión del plantel han sido cuestionables.
La falta de un plan de juego claro, la falta de confianza en algunos jugadores y la incapacidad para generar un cambio anímico son errores que han contribuido al declive del equipo.
La afición celeste exige respuestas. Quieren ver un Cruz Azul que juegue con pasión, con ideas y con la determinación de ganar.
05/03/2025
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