Por Jorge Cuevas
Cruz Azul, a pesar de la infinidad de problemas que tiene, algo por lo que no se debe de preocupar es el vestidor. El grupo se ha mantenido fuerte con muchos golpes que ha recibido y así lo mencionó Erik Lira.
"Estamos muy fuertes adentro del vestidor entonces esto sabe todavía mejor y fue muy lindo estando aquí en casa. Estamos tratando de vernos muy bien en la cancha, es lo primero que queremos nosotros aparte de ganar, y afrontar los partidos que se vienen con seriedad", dijo uno de los referentes.
En el siempre cambiante y a menudo impredecible mundo del fútbol, las fortalezas de un equipo suelen medirse en términos de desempeño, táctica y talento individual. Sin embargo, en el caso de Cruz Azul, su mayor virtud reside en un intangible poderoso: la unión del grupo. Más allá de las estrategias de Vicente Sánchez o los planteamientos de Martín Anselmi, lo que realmente define a este equipo es su cohesión, su sentido de familia, su compromiso inquebrantable con la institución.
Desde hace tiempo, el vestuario celeste ha sido un ejemplo de unidad y camaradería. Los jugadores se apoyan mutuamente, se motivan en los momentos difíciles, celebran juntos los triunfos. Esta unión trasciende las diferencias individuales, los egos y las ambiciones personales. El grupo está comprometido con un objetivo común: llevar a Cruz Azul a la gloria.
Esta unión se refleja en el campo de juego. Los jugadores se entregan al máximo, luchan por cada balón, se sacrifican por el compañero. No hay individualismos, no hay egoísmos, solo un equipo que juega como una familia.
La llegada de Vicente Sánchez al banquillo celeste generó incertidumbre. Sin embargo, el grupo se mantuvo unido, comprometido con la institución. Los jugadores recibieron al nuevo técnico con los brazos abiertos, mostraron su disposición para trabajar duro, para adaptarse a su estilo de juego.
La sombra de Martín Anselmi, un técnico que dejó huella en la Noria, podría haber generado división en el vestuario. Sin embargo, los jugadores demostraron su profesionalismo, su madurez, su compromiso con el equipo.
La unión del grupo es un arma secreta que puede marcar la diferencia en los momentos clave. En los partidos difíciles, en los momentos de presión, la cohesión del equipo puede ser determinante para superar los obstáculos, para alcanzar los objetivos.
Esta fortaleza invisible se ha hecho evidente en los últimos partidos. A pesar de las dificultades, el equipo ha mostrado garra, ha mostrado carácter, ha mostrado su capacidad para luchar hasta el final.
12/03/2025
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