Por Jorge Cuevas
Cruz Azul tuvo una mejora significativa en su juego ante Rayados, dominó a una plantilla plagada de estrellas y aunque tuvo el marcador en contra al inicio, supo encontrar la manera de revertir pronto la situación. Se vio un mejor equipo del que se había mostrado en partidos anteriores.
Pero, la mejor noticia que recibió Vicente Sánchez y Cruz Azul fue el regreso de la afición al estadio. Puede que no haya sido por ellos, sino por Sergio Ramos, pero el partido sirvió para que vuelvan a ver a la "Máquina".
La mejor entrada que habían tenido fue de 11 mil 477 hinchas en el Estadio Olímpico Universitario, pero ante Monterrey se duplicó esa cifra. Fueron 22 mil 895 aficionados los que asistieron al encuentro.
En una noche que quedará grabada en la memoria de la afición celeste, Cruz Azul vivió su mejor entrada en el Estadio Olímpico Universitario. Un recinto que, hasta hace poco, parecía ajeno a la pasión cementera, se vistió de azul para presenciar un partido que marcó un antes y un después en la temporada.
El contraste era evidente. Cruz Azul, el equipo con la peor asistencia de toda la Liga MX, se transformó en un imán de multitudes. La afición respondió al llamado, llenando las gradas del Olímpico y creando un ambiente de fiesta que impulsó al equipo hacia la victoria.
Hasta hace poco, el Olímpico Universitario era un desierto azul. Las gradas vacías, el silencio ensordecedor, la falta de ambiente, reflejaban la difícil situación que atravesaba el equipo.
Pero ante Rayados, todo cambió. El estadio se convirtió en un oasis cementero, un lugar donde la pasión y la esperanza se respiraban en cada rincón. La afición, ávida de emociones, respondió al llamado y llenó las gradas, creando un ambiente de fiesta que contagió a los jugadores.
La presencia de Sergio Ramos en el equipo rival, Rayados de Monterrey, pudo haber sido un factor determinante en la afluencia de público. El defensa español, con su trayectoria y su carisma, atrae la atención de aficionados de todo el mundo.
Su presencia en el Olímpico Universitario generó expectación y curiosidad, incluso entre los aficionados de otros equipos. Muchos querían presenciar en vivo el talento de uno de los mejores defensas de la historia.
Pero la presencia de Sergio Ramos no fue el único factor que impulsó la afluencia de público. La mejoría del Cruz Azul en la cancha, el cambio de actitud del equipo, la ilusión de ver un equipo competitivo, también fueron determinantes.
La afición celeste, cansada de decepciones, necesitaba un motivo para creer. Y el equipo, con su entrega y su buen juego, les dio ese motivo. La ilusión de ver a un Cruz Azul protagonista, de volver a celebrar títulos, se apoderó de las gradas del Olímpico.
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