Por Jorge Cuevas
Erik Lira es uno de los mejores jugadores de Cruz Azul y aunque ya está acostumbrado a la presión de los partidos importantes, sigue siendo un pequeño adulto descubriendo el mundo.
Alguien lo grabó mientras manejaba por la Ciudad de México y de pronto pasaron por un promocional donde aparecía él para Caliente y cuando se vio, se llenó de pena y sonrió de nerviosismo.
En el fútbol actual, la juventud ya no es sinónimo de inexperiencia. Jugadores como Erik Lira, con apenas 24 años, se convierten en pilares de equipos grandes como Cruz Azul, asumiendo roles de liderazgo y responsabilidad. Sin embargo, esta madurez prematura conlleva desafíos únicos, donde la presión y las experiencias vitales exigen una fortaleza mental excepcional. En este contexto, el papel del psicólogo deportivo se vuelve fundamental para guiar a estos jóvenes talentos.
Erik Lira, a sus 24 años, ya acumula una trayectoria considerable en el fútbol mexicano. Su presencia en el mediocampo de Cruz Azul es sinónimo de equilibrio y seguridad, convirtiéndolo en uno de los jugadores más experimentados del plantel. Sin embargo, esta experiencia no viene sin un costo.
Los futbolistas jóvenes, como Lira, se enfrentan a situaciones de presión que muchos adultos no experimentan hasta edades más avanzadas. La exigencia de rendir al máximo nivel, la exposición mediática y la responsabilidad de representar a un club grande pueden generar un estrés considerable.
La vida de un futbolista profesional exige una madurez temprana. A su corta edad, los jugadores deben tomar decisiones importantes sobre su carrera, su futuro y su vida personal. Dejan de ser jóvenes para enfrentarse a otro tipo de experiencias, como la gestión de la fama, la presión económica y la separación de sus familias.
Esta madurez forzada puede generar un desequilibrio emocional si no se gestiona adecuadamente. Los jugadores pueden sentirse abrumados por la presión, aislados por la fama o confundidos por las expectativas.
En este contexto, el trabajo del psicólogo deportivo se vuelve fundamental. Estos profesionales ayudan a los jugadores a desarrollar habilidades mentales para afrontar la presión, gestionar el estrés y mantener el equilibrio emocional.
El psicólogo deportivo trabaja en áreas como la concentración, la motivación, la autoconfianza y el manejo de emociones. Ayuda a los jugadores a identificar sus fortalezas y debilidades mentales, y les proporciona herramientas para mejorar su rendimiento y su bienestar.
18/03/2025
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