Por Jorge Cuevas
Un nuevo partido para Cruz Azul y las mismas dudas con Vicente Sanchez. No logra hacer explotar el poderío que tiene en la plantilla, tiene un desarrollo de juego que para muchos es aburrido y en las redes se lo reclaman, y por si fuera poco, sus mismos jugadores reclaman que no arriesgue un poco más.
Con un Sounders desgastado y que decidió sacar a Pedro de la Vega, uno de sus hombres más peligrosos; Vicente Sánchez no aprovechó esta situación y sacó a Mateusz Bogusz, que le reclamó el cambio antes de sentarse en el banquillo.
El reloj corre, y la paciencia se agota. Vicente Sánchez, el hombre que asumió el timón del Cruz Azul, parece estar dilapidando una oportunidad dorada. A pesar de contar con una plantilla envidiable, la segunda más costosa del fútbol mexicano según Transfermarkt, el equipo celeste no encuentra el rumbo, navegando en un mar de irregularidades y un juego carente de brillo. Los resultados, aunque presentes, no maquillan la falta de identidad y el aburrimiento.
Es cierto que el Cruz Azul ha conseguido algunos resultados positivos, pero la forma en que los ha obtenido deja mucho que desear. El equipo no muestra un juego fluido, ni una idea clara de cómo atacar. La posesión del balón es estéril, y las oportunidades de gol son escasas.
La falta de creatividad en el mediocampo y la ineficacia en el ataque son evidentes. El Cruz Azul depende demasiado de destellos individuales, y no logra generar un juego colectivo que impresione.
La afición celeste, acostumbrada a la garra y la entrega, observa con resignación un equipo que no transmite emociones. El aburrimiento se apodera del Estadio Azteca, y la ilusión se desvanece.
Las decisiones de Vicente Sánchez han sido objeto de críticas. La más reciente, la sustitución de Mateusz Bogusz en el partido contra Seattle Sounders, ha generado un gran revuelo. Bogusz, que estaba siendo el mejor jugador del campo, fue inexplicablemente sustituido, dejando al equipo sin su principal generador de juego.
Esta no es la primera vez que Sánchez toma decisiones cuestionables. La falta de confianza en algunos jugadores, los cambios tácticos inexplicables y la incapacidad para leer los partidos han sido constantes.
La afición celeste se pregunta si Sánchez tiene la capacidad para dirigir a un equipo como el Cruz Azul. La falta de experiencia y la ineficacia en la toma de decisiones generan dudas.
El Cruz Azul de Vicente Sánchez no tiene una identidad clara. El equipo no muestra un estilo de juego definido, ni una filosofía que lo caracterice.
Los jugadores parecen perdidos en el campo, sin saber qué hacer con el balón. La falta de coordinación y la ausencia de un líder en el campo son evidentes.
La afición celeste se pregunta qué tipo de equipo quiere construir Sánchez. La falta de respuestas genera incertidumbre y preocupación.
La directiva del Cruz Azul busca solidez y un proyecto que genere ilusión. La inversión realizada en la plantilla exige resultados y un juego que convenza.
Además, la paciencia de la directiva tiene un límite. Si Sánchez no logra revertir la situación, su continuidad estará en peligro.
06/03/2025
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