Por Jorge Cuevas
Cuando debutó con Cruz Azul, Víctor Zúñiga pintaba para ser un crack en el mediocampo. Desafortunadamente, un bajo rendimiento, no aprovechar sus oportunidades y la pérdida de la confianza de los DT's hicieron que se fuera de la "Máquina". Llegó a Venados en Liga de Ascenso, pero fue lo mismo y tuvo que buscar un nuevo destino, que encontró en la cuarta división de los Estados Unidos con el Laredo Heat y junto a los ex celestes Kevin Montaño y Sergio Meza.
La historia de Cruz Azul está plagada de jóvenes talentos que brillaron con luz propia, pero en los últimos tiempos, la llama parece haberse apagado. ¿Dónde quedó el hambre de gloria de nuestros canteranos? ¿Qué está fallando en el proceso de formación?
La importancia de los juveniles en cualquier proyecto deportivo es innegable. Son el semillero de talento, la savia nueva que alimenta al primer equipo. En Cruz Azul, la cantera siempre ha sido un pilar fundamental, pero ahora, nos enfrentamos a un panorama preocupante.
Un proyecto sólido en Cruz Azul debe tener como base una cantera fuerte y prolífica. Los juveniles representan la identidad del club, la conexión con la afición y la posibilidad de construir un equipo competitivo a largo plazo.
La formación de jóvenes talentos no solo implica el desarrollo de habilidades técnicas, sino también la inculcación de valores como el compromiso, la disciplina y el amor por la camiseta. Los juveniles deben sentir el peso de la historia de Cruz Azul, la responsabilidad de defender nuestros colores con orgullo.
Es esencial que la directiva invierta en infraestructura, en entrenadores capacitados y en programas de desarrollo integral para nuestros canteranos. Debemos brindarles las herramientas necesarias para que puedan alcanzar su máximo potencial.
Sin embargo, la realidad nos muestra una cara amarga. Muchos canteranos parecen haber perdido el hambre de competir por un lugar en el primer equipo. La falta de ambición, la comodidad y la falta de oportunidades reales son factores que contribuyen a esta situación.
¿Qué está pasando? ¿Acaso los juveniles ya no sienten la misma pasión por Cruz Azul? ¿O es que el sistema de formación no está generando jugadores con la mentalidad ganadora que necesitamos?
Es crucial que la directiva y el cuerpo técnico trabajen en conjunto para motivar a los juveniles, para despertar su ambición y para brindarles oportunidades reales de demostrar su talento. Debemos crear un entorno competitivo y exigente que los impulse a dar lo mejor de sí mismos.
La eliminación del ascenso en México ha tenido un impacto negativo en el desarrollo de los jóvenes talentos. La falta de competencia real, la ausencia de la posibilidad de ascender y la falta de exposición en categorías superiores han generado un ambiente de desmotivación.
Muchos jugadores jóvenes, al no ver un camino claro hacia la primera división, optan por buscar oportunidades en divisiones inferiores de otros países. Esta fuga de talento nos priva de jugadores con potencial para fortalecer nuestro equipo.
Es urgente que se replantee el sistema de competencia en México, que se brinden oportunidades reales a los jóvenes talentos y que se fomente la competencia sana. La falta de ascenso es un obstáculo para el desarrollo del fútbol mexicano y para el futuro de nuestra cantera.
25/02/2025
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