Por Jorge Cuevas
Martín Anselmi aprendió de Gabriel Milito, pues uno de sus primeros trabajos en el fútbol fue como su asistente. Así que, la directiva de Cruz Azul podría aplicar la seguir con la idea futbolística que dejó el argentino y considerar traer a su maestro.
La baraja de candidatos es sumamente grande, pero solo unos cuantos son considerados realmente por Iván Alonso y Mathías Cardaccio, y Gabriel Milito sí entra en ese selecto grupo, pues ya fue sondeado con anterioridad por la "Máquina".
Anselmi, ese joven estratega que llegó a La Noria con ideas frescas y un estilo de juego que enamoró a la afición, no nació de la nada. Su formación, su visión táctica, se forjaron al lado de un maestro exigente y apasionado: Gabriel Milito. Durante su etapa como asistente técnico del argentino, Anselmi absorbió cada detalle, cada concepto, cada matiz del fútbol que Milito profesa.
Milito, un defensor central de raza, un líder nato, un estratega en potencia, inculcó en Anselmi la importancia del juego posicional, la presión alta, la salida limpia desde el fondo y la valentía para proponer en cualquier escenario. Un fútbol valiente, protagonista, que busca dominar al rival a través de la posesión y la verticalidad.
Anselmi, cual esponja, asimiló cada enseñanza. Aprendió a leer los partidos, a tomar decisiones rápidas, a transmitir su idea a los jugadores. Y cuando tuvo la oportunidad de dirigir, demostró que era un alumno aventajado. En Cruz Azul, vimos un equipo que jugaba con identidad, que no le temía a nadie, que buscaba el arco rival con hambre y determinación.
Aunque su partida dejó un vacío, Anselmi dejó un legado invaluable: un estilo de juego definido, una mentalidad ganadora y un grupo de jugadores que entendieron y abrazaron su filosofía. Sentó las bases para un proyecto a largo plazo, un proyecto que, irónicamente, podría tener continuidad con el regreso de su mentor.
Gabriel Milito, ese nombre que resuena con fuerza en los pasillos de La Noria. Su nombre ha sido mencionado como un fuerte candidato para tomar las riendas del Cruz Azul, y la idea no podría ser más atractiva. ¿Qué mejor que un arquitecto para continuar la obra de su discípulo?
La llegada de Milito significaría la consolidación de un proyecto que busca devolverle al Cruz Azul su identidad ganadora. Un proyecto que se basa en un fútbol moderno, atractivo y efectivo. Un proyecto que, en definitiva, busca devolverle la alegría a la afición cementera.
Milito, con su experiencia y su carácter, podría llevar al Cruz Azul a otro nivel. Su conocimiento del fútbol mexicano, su capacidad para trabajar con jóvenes talentos y su exigencia constante serían un impulso fundamental para el equipo.
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