Por Jorge Cuevas
Con el cambio de sede a Puebla y porque los Pumas se pusieron sus moños de no querer ser visitantes en su estadio, pues el Cruz Azul vs universitarios se jugará en la ciudad del camote. Lo que significa que los hinchas deberán hacer más gasto para lanzarse al Cuauhtémoc, estadio en el que los boletos andarán entre 200 y 700 pesos, además el camión de CDMX hasta allá entre 200 y 385… o sea, más de mil 300 pesos podría salir la salida entre ida y vuelta.
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Eso, sin contar el traslado desde la central camionera hasta el recinto y de regreso cuando termine el encuentro. Todo esto, pensando en que no consumirás nada, pero al ser un viaje de dos horas de ida y otras dos de regreso, pues el gasto va aumentando y pasando los dos mil por persona, ya sea fan de Cruz Azul o Pumas.
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El reciente anuncio del cambio de sede del partido entre Cruz Azul y Pumas, trasladado desde el Estadio Olímpico Universitario hasta el Cuauhtémoc de Puebla, ha desatado una ola de críticas y, sobre todo, ha puesto en evidencia el elevado costo que los aficionados de ambos equipos deberán asumir por un capricho auriazul.
El costo de un boleto para un partido de Liga MX ya es, de por sí, un gasto considerable. Pero, ¿qué sucede cuando a ese monto se le suman los gastos de transporte, comida y otros imprevistos? La respuesta es simple: un golpe directo al bolsillo del aficionado.
Para los seguidores de Cruz Azul y Pumas, el viaje a Puebla implica un desembolso que supera los dos mil pesos por persona. A los precios de los boletos, que oscilan entre los 200 y 700 pesos, se suman los gastos de transporte terrestre por persona en viaje redondo. Además, los traslados dentro de la ciudad de Puebla, la comida y la bebida, elevan aún más la cifra y hacen prácticamente imposible el gasto para una familia.
La afición, esa que siempre está presente, en las buenas y en las malas, es la que termina pagando los platos rotos. Los aficionados de Cruz Azul, que esperaban alentar a su equipo en la capital, ahora deberán recorrer cientos de kilómetros para estar presentes. Los seguidores de Pumas, por su parte, se ven obligados a viajar a una ciudad ajena para apoyar a su equipo, en un partido que, en teoría, debió jugarse en su casa.
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Este capricho auriazul no solo afecta la economía de los aficionados, sino que también merma el ambiente del partido. La distancia y los altos costos impedirán que muchos seguidores puedan asistir al estadio, lo que se traducirá en gradas menos llenas y un ambiente menos festivo.
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